Los centros comerciales son espacios de gran afluencia donde se combinan entretenimiento, gastronomía y consumo. Miles de personas caminan diariamente por sus pasillos, usan sus baños, se apoyan en barandas, suben por escaleras eléctricas y se sientan en plazoletas de comidas. Todo esto convierte a estos espacios en puntos críticos que requieren un mantenimiento higiénico constante y profesional.
Como alguien que ha trabajado supervisando servicios de limpieza en estos entornos, puedo decir con certeza que un centro comercial limpio no solo se nota, se valora. Y cuando se descuida, también se siente, especialmente en los comentarios de los visitantes y la experiencia de compra.
Un suelo sucio, una papelera desbordada o un baño con mal olor afectan directamente la percepción del cliente. No importa cuán sofisticadas sean las tiendas, si el entorno está sucio, la experiencia se arruina.
La limpieza influye directamente en la decisión de regresar. Estudios muestran que el 60% de los consumidores evitaría un lugar donde haya suciedad visible, y esto aplica especialmente en zonas con alto flujo.
Las zonas de alto tráfico son focos potenciales de bacterias y virus. En espacios como escaleras eléctricas, baños públicos y plazoletas de comida, la acumulación de gérmenes puede salirse de control sin un protocolo claro de limpieza y desinfección.
Durante la pandemia, muchos centros comerciales reforzaron estos protocolos, pero hoy en día se vuelve aún más importante no relajarse: el cliente espera seguridad sanitaria constante.
Un cliente que percibe un centro comercial como “limpio y ordenado” tiene más probabilidades de quedarse más tiempo, gastar más y recomendar el lugar. La limpieza se convierte así en una herramienta silenciosa de fidelización.
Yo lo viví en carne propia. Hubo una ocasión en la que un cliente escribió a la administración solo para felicitar al equipo de limpieza por el estado impecable de los baños durante una jornada con más de 15 mil visitantes. Eso vale más que muchas campañas de publicidad.
Algunas zonas dentro de los centros comerciales presentan mayor acumulación de suciedad y contacto con superficies contaminadas. Estas áreas deben ser limpiadas con mayor frecuencia para garantizar la seguridad de los visitantes.
Son la carta de presentación del centro comercial. Aquí se acumula polvo, tierra, agua de lluvia y desechos. La limpieza de estos espacios debe realizarse múltiples veces al día, incluso con equipos de limpieza en movimiento visibles para transmitir confianza al visitante.
Las plazoletas concentran basura, restos de comida y líquidos derramados, mientras que los baños deben mantenerse impecables no solo en limpieza, sino también en stock de papel, jabón y elementos esenciales.
En mi experiencia, los baños son uno de los puntos más valorados por los usuarios. Un baño limpio genera comentarios positivos; uno sucio… quejas masivas.
Estos elementos tienen contacto físico constante. Los botones de ascensores, las barandas de escaleras y las superficies de apoyo deben desinfectarse continuamente con productos adecuados para evitar deterioro y asegurar higiene.
Para garantizar un ambiente limpio y seguro, es necesario establecer protocolos de limpieza que incluyan frecuencia de mantenimiento y uso de productos adecuados.
Cada espacio requiere una frecuencia específica:
– Zonas comunes: mínimo 3 limpiezas diarias (mañana, tarde y cierre).
– Baños: inspección y limpieza cada 60 minutos.
– Plazoletas de comida: limpieza continua en turnos rotativos.
Los productos deben ser biodegradables, desinfectantes y aprobados sanitariamente, combinando eficiencia con responsabilidad ambiental.
– Instalación estratégica de papeleras.
– Barrido continuo con carros de limpieza discretos.
– Campañas internas de concientización para visitantes y locatarios.
En un proyecto en el que participé, solo con ubicar mejor las papeleras y aumentar las rutinas durante las horas pico, se redujo un 40% la queja por residuos visibles.
Contar con supervisores operativos es fundamental. Estos se encargan de que se cumplan los protocolos, se roten los equipos y se reporten incidencias. La supervisión es la clave para mantener estándares altos todos los días, no solo durante auditorías.
No todas las empresas de limpieza están capacitadas para operar en centros comerciales. Se necesita experiencia específica para:
– Coordinar tareas sin interferir con el flujo de personas.
– Cumplir protocolos sin afectar la experiencia del visitante.
– Gestionar turnos amplios, a veces 24/7.
Es fundamental verificar que la empresa tenga:
– Certificaciones ISO u otras de calidad.
– Personal con formación en higiene y limpieza industrial.
– Uso de maquinaria adecuada (aspiradoras industriales, lavadoras de pisos, etc.)
Durante más de una década, en Misión Servir hemos desarrollado y perfeccionado estrategias de limpieza específicamente diseñadas para centros comerciales en Bogotá y otras ciudades del país. Hemos trabajado de la mano con administraciones de grandes superficies, malls urbanos y centros comerciales especializados, adaptando nuestros servicios a las dinámicas propias de estos espacios de alto tráfico.
Sabemos que cada área —desde plazoletas de comidas hasta baños, pasillos, ascensores y vitrinas— requiere un enfoque diferente, con técnicas, frecuencias y productos específicos. Nuestra experiencia nos ha enseñado que una limpieza efectiva no solo mejora la imagen del lugar, sino que incide directamente en la experiencia de compra de los visitantes y en la percepción general del establecimiento.
Nuestro compromiso va más allá del cumplimiento básico. Contamos con triple certificación ISO, lo que asegura que nuestros procesos están estandarizados, controlados y en constante mejora:
– ISO 9001 – Gestión de la Calidad
– ISO 14001 – Gestión Ambiental
– ISO 45001 – Seguridad y Salud en el Trabajo
Estas certificaciones nos permiten operar con altos estándares internacionales, garantizando entornos limpios, seguros y sostenibles para miles de personas que transitan diariamente por los centros comerciales donde prestamos servicio.
La frecuencia de limpieza depende del nivel de tráfico y del tipo de espacio. Las zonas de alto tráfico, como entradas, pasillos principales y baños, deben limpiarse varias veces al día, mientras que las áreas menos transitadas pueden limpiarse con menor frecuencia. En general, se recomienda realizar barridos y desinfecciones cada pocas horas en las zonas más concurridas.
Se recomienda el uso de detergentes neutros para la limpieza diaria y desinfectantes de amplio espectro que eliminen bacterias y virus. En áreas de alto riesgo, como baños y plazoletas de comida, se deben usar desinfectantes bactericidas y virucidas para garantizar una higiene profunda.
Las áreas más críticas son las que tienen un contacto directo frecuente, como ascensores, escaleras eléctricas, baños públicos, plazoletas de comida y entradas. Estas zonas acumulan más suciedad y bacterias debido al constante flujo de personas, por lo que requieren una limpieza más frecuente y rigurosa.
Algunas estrategias efectivas incluyen la implementación de alfombras atrapa-polvo en las entradas, la colocación de dispensadores de gel antibacterial en puntos estratégicos, y la utilización de señalización para fomentar buenas prácticas de higiene entre los visitantes. Además, la capacitación continua del personal de limpieza es fundamental para asegurar que se mantengan los estándares de higiene adecuados.
Los centros comerciales deben cumplir con las normativas locales e internacionales de higiene y bioseguridad, tales como las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre control de infecciones, así como con regulaciones nacionales sobre limpieza y salud pública. También es esencial cumplir con las normativas relacionadas con la seguridad ocupacional, como las normas ISO 9001 y 45001.
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